El proyecto Mel Aialma nace en un rincón de la provincia de Ourense en el pequeño pueblo de Souteliño (Laza), situado en esa Galicia profunda donde la naturaleza forma parte de su día a día. Son una familia dedicada a la apicultura que comenzaron a creer que vivir en el rural y del rural es posible. Allí tenían una antigua casa propiedad de los abuelos y hasta allí se fueron para buscar tranquilidad, tanto para ellos, como para sus dos hijos. José Antonio "Ñaka" había crecido aquí y había sido su abuelo quien le había enseñado este oficio, lo cual antiguamente no estaba considerado una profesión, si no una forma de autoabastecerse. Lucía también ven de familia de apicultores y, durante el verano, estaba con su tío que aún a día de hoy sigue con esta profesión. En resumen, no era un mundo ajeno para ninguno de los dos.
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El diseño de sus envases es una mezcla de tradición y cultura. El nombre de Aialma hace referencia al gallego antiguo, lo de nuestras abuelas, esa manera de hablar que no queremos que se pierda. Aialma, hace también referencia a la pasión de hacer las cosas y la esencia del lugar en el que viven. También hacen referencia a los peliqueiros de Laza, figura insigne de su localidad, recordando la importancia que el Carnaval cobra en todas las casas de su ayuntamiento. Por último, los diseños de las abejas y de la luna son el símbolo de antiguas leyendas que vinculaban las almas de las personas con estos elementos a lo largo de muchos territorios celtas. Hacen homenaje así a sus antepasados que les enseñaron este maravilloso oficio y también el amor por su tierra.
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