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El Maíz en la Cultura Gallega

Con las grandes navegaciones del siglo XVI y el inicio del proceso de colonización de América, el cultivo del maíz se expandió cara otras partes del mundo. Fue traído a Europa por Cristóbal Colón en 1492 y la primera referencia de su cultivo en Galicia fecha de 1610, en la zona del Barbanza. El nuevo maíz vino a sustituir al antiguo, que hoy recibe el nombre de maíz menudo o paínzo, y que se venía cultivando y secando en hórreos y graneros en Europa desde la antigüedad.

Impulsado por los campesinos, el maíz transformó el paisaje agrario y el sistema alimentario de las aldeas en las que se generalizó, a pesar de su escaso aprecio social (fuentes monásticas ponen de manifiesto que solo consumían el cereal americano aquellas familias que no tenían suficiente centeno).

Fuente: Migallas Teatro


Con la introducción en los años 70 de variedades híbridas, con rendimientos más elevados, se fue abandonando el cultivo de variedades del país, poniendo en peligro su supervivencia. 

Una vez que sabemos cómo llegó a Galicia, queremos contarte algunas cosas curiosas sobre el maíz y su impacto en nuestra cultura. Comenzamos!!

1. Las "Espigas namoradas" o "Millo pego” son aquellas que tienen granos de maíz de otro color. Esto pasa porque a su lado se cultivaba otra variedad y se acabaron cruzando. Los que más resaltan en las espigas, son los granos de maíz corvo como veis en la imagen.


2. Si lo que te preocupa es la salud, ya lo sabes: el maíz, más sano cuanto más oscuro. Una vez más, la ciencia entra en contradicción con alguna de las creencias más habituales. Un estudio de la Misión Biológica de Galicia (MBG) desvela que existe una relación directa entre la intensidad del color del grano de maíz y sus compuestos beneficiosos para la salud, como las antocianinas y los carotenoides. Cuanto más oscuro, más compuestos antioxidantes. En ese sentido, la variedad Meiro, popular por la Feira del Millo Corvo, presenta una riqueza alimenticia que sería interesante explorar, en opinión de los investigadores.


3. La plantación de maíces híbridos aumenta las producciones en un 25 a 30 por 100 con respeto a los denominados maíces del país. Por este motivo, las variedades tradicionales casi desaparecen. Pero... ¿qué valor añadido acercan estas variedades con respeto a la híbrida americana? Presentan una mejor textura y sabor que los híbridos comerciales. Con todo, su rendimiento es menor, por lo que probablemente el producto será un poco más caro, aunque estará avalado por la garantía de calidad.

Pero a pesar de esto que os acabamos de contar, aún se conservan variedades con características propias en muchas localidades.



4. En la costa, el maíz se convirtió en el cereal panificable por su capacidad de producir un pan que los marineros podían llevar en los barcos sin perder sus cualidades durante bastante tiempo. Por eso, las variedades de la costa gallega son blancas.

En la penillanura, que comprende la mayoría de las provincias de Pontevedra y A Coruña, se cultivaba centeno para hacer el pan. El maíz era fundamentalmente pienso para el ganado y en este caso las variedades amarillas son más ventajosas. 

En las tierras altas del interior, fundamentalmente en Lugo y Ourense, el ciclo vegetativo es más corto, por lo que las variedades tienen que ser más precoces. Además, los otoños son más secos que en las provincias atlánticas por lo que el zuro puede ser más grueso y así soportar más filas de grano. 

Este esquema general tiene numerosas excepciones ya que es frecuente encontrar variedades de otros tipos, por ejemplo multicolores, en zonas de maíz blanco o amarillo.



5. "A esfolla" (acción de desfollar) era una verdadera fiesta en la aldea, en la que un grupo de parientes y vecinos reunidos se dedicaba, entre bromas, a quitarle las hojas a las espigas. Separaban las espigas amarillas de las blancas, y cuando algun@ encontraba una de color morado (llamada "Espiga reina” en unas zonas y “rey” en otras) quedaba como el rey de la fiesta mientras que non apareciera otra igual. La creencia generalizada era que encontrar una “reina” traía suerte.

También traía buena fortuna cuando aparecían varias espigas agrupadas dentro de un mismo "follato". Se llamaban "Espigas das Ánimas".


6. El maíz hizo evolucionar los hórreos gallegos. Les dio una monumentalidad que no tenían en otras regiones de Europa donde son también un elemento característico del paisaje tradicional. Los hórreos de Lira y Carnota, de Ozón o del Araño, o los de Combarro, hacen imaginar abundantes cosechas de maíz en la Galicia litoral que es donde este cultivo encontró su mejor sitio. En las comarcas del interior, donde la producción era más escasa, lo habitual era hacer ristras con las espigas que se ponían a secar en el corredor de la casa.

Hórreos da Lavandeira (Imo-Dodro)

7. Las espigas podían desgranarse a mano o golpearse, bien en sacos viejos o utilizando un aparato llamado “carro”, una especie de caja hecha de castaño con las tablas algo separadas y montada sobre cuatro pies. Para golpear, se ponía una manta por debajo del carro y sobre él se echaban las espigas. Se les daba unos golpes con unos palos torcidos y los granos caían, a través de los orificios, sobre la manta.


8. En las zonas vitivinícolas, lo que predominaba eran las bodegas. En las comarcas de la Galicia interior, más ganaderas, más de centeno, el maíz no se daba bien. La cogida era pequeña, y muchos preferían secarlo como se ve en la foto, en ristras trenzadas. Con el inconveniente, eso sí, de tener que poner las espigas a cubierto en los días de lluvia.


La primera fotografía es en Monforte en 1930 (fuente: Galicia Agraria) y la segunda, en Riotorto. En las dos, vemos cómo secan el maíz colgándolo a falta de hórreo.


9. Con el maíz se hacían las únicas muñecas que tenían las niñas pobres para jugar...


10. ...y también se usaba, como no, para descansar, ya que con él hacían "xergóns" para las camas. Hacían unas fundas de tela y las llenaban de hojas de maíz secas. Para hacer un xergón, se necesitaban muchas hojas. De un año para otro, las hojas se gastaban de acostarse en él, y entonces lo que hacían, sí tenían dos, era llenar con la hoja de los dos uno, o juntar la hoja vieja con la nueva. 



11. También se aprovechaban las hojas para hacer disfraces en carnaval, como por ejemplo el de la foto.


12. Existen 5 variedades de conservación incluidas en el registro de variedades comerciales:

Tuy (BOE 24 de febrero de 2009)
Ribadumia (BOE 24 de febrero de 2009)
Rebordanes (BOE 24 de febrero de 2009)
Sarreaus (BOE 24 de febrero de 2009)
Bibei (sin. Viana) (BOE de 30 de noviembre de 2009)


13. En la finca del maíz, se ponían unos espantapájaros y unas tarabillas para espantar los pájaros, principalmente los cuervos, para que no lo comieran y también se quemaban trapos viejos en los balados de la finca, para que el tejón no se acercase a él, pues no soportaba el olor que producían.


14. Más de 1.200 productos vendidos en los supermercados incluyen uno o varios ingredientes derivados del maíz.



15. Al ser una planta tan importante en nuestra cultura, se creó un rico vocabulario y una abundante literatura popular: refranes, dichos, cantigas, adivinanzas y leyendas.

Refrán: "Non caves o millo con néboa, que como está, así queda"
Adivinanza: "Ten barbas e home non é; ten dentes e non pode comer" (El maíz)

Y terminamos el artículo con una "Cantiga"

"Sachade ben sachadoras, 
sachade ben o meu millo;
se non queda ben sachado,
¿Que farei pró San Martiño?

Sei cantar e sei bailar, 
todo se me da na man
tamén sei cavar o millo
alá en chegando San Xoán.

Ata a folliña do millo
sabe tamén picardía,
garda do orballo da noite
para beber polo día"


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