Sandra Varela Amado, natural de Balares, Ponteceso, 1975 cuenta con la titulación de “Técnico Especialista en Hostelería y Turismo”, estudios realizados en el Ies Lamas de Abade de Santiago de Compostela.
Después de 15 años de experiencia en el sector privado, en restaurantes y distintas empresas de catering de Galicia y las Islas Canarias, decide regresar a casa, al rural. Como mejor opción, decide apuntarse en las listas de comedores escolares de la Xunta y comienza a trabajar en distintos colegios de la provincia, hasta que se establece en el CEIP Os Muíños, en Muxía, en el que lleva ya 13 años. También emprende una actividad turística, con una casa de turismo rural en playa de Balares: A Casa de Lelo.
Junto con estas dos actividades, en la actualidad, imparte cursos y talleres para distintas asociaciones y ayuntamientos, para niños y adultos sobre alimentación saludable. En los primeros años de su trabajo en los comedores, observa las grandes deficiencias que hay en la alimentación de nuestros niños: exceso de proteínas, de fritos, de congelados y escasez de verduras, sobre todo frescas, y se proponen cambiar este sistema.
Se informa y encuentra en A Coruña compañeros con las mismas inquietudes, que están en una plataforma por comedores públicos de calidad y cercanía, y acude a sus reuniones durante tres años, después de los cuales decide ponerlo en marcha en su colegio y traerlo a la Costa da Morte para que se generalice en todos los centros. Así, de la mano de la plataforma cuya presidenta es Beatriz Ferreira, del GDR Costa da Morte, y como asesores para el cambio “Menjadors Ecologics” con Nani Moré, consiguió traerlo y en breves, comenzarán las jornadas.
Aun así, a título personal, comienza el cambio en su colegio, y en tres años consigue, con el apoyo (muy necesario) de toda la comunidad educativa, eliminar todos los azúcares ocultos, botes, conservas, congelados, elaborar fichas técnicas de cada plato (imprescindibles para un control nutricional de los comensales) y aumentar el consumo de verdura de 20 grs a 100 grs eliminando la proteína del primer plato. También comienza a consumir producto local de Km 0, y en un futuro, espera que sea con el sello ecológico.
"En cuanto al sello, a todos nos gusta el reconocimiento de nuestro trabajo, sobre todo en este caso en el que nadie nos exige el esfuerzo y en el que el único incentivo a mayores, es la conciencia y la tranquilidad de saber que la alimentación y nutrición de nuestros niños está garantizada, de que acercamos a la economía local una solución a la despoblación rural y ayudamos a cuidar el medio ambiente. Así que el sello, en este caso, a mí personalmente me ayuda a visibilizar este proyecto para que así otros colegios de la Costa da Morte vean que es posible y se animen a participar y dar el paso al cambio".
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